Hay quienes entrenan para volverse más fuertes y lograr un estatus elevado entre sus pares. Otros entrenan para mantener la tradición y pertenecer a un legado. Otros entrenan para conectarse internamente y aclanzar niveles espirituales más altos. Todas las razones anteriores son verdaderas y valederas, sin embargo, se tornan vacías si se ejecutan con un corazón vacío y una intención falsa. Es fácil engañar a otros pero jamás se puede engañar a uno mismo, aunque hay quienes se las arreglan para engañarse.
Respeto mas no comparto aquellas personas que van por la vida vendiendo "su ninjutsu" a lo demás. No me compete denigrar que alguien se gane la vida, pero si me compete criticar las implicaciones de dichas posturas. A mucha gente le parece que el arte es "falso, comercial y casi cultista". Debemos analizar entonces quienes han mediatizado la Bujinkan y que mensajes son los que envían. A éstas personas les preguntaría: ¿para qué hacen Budō?
En lo personal yo entreno porque me gusta el Budō Taijutsu, me gusta pertenecer a un legado de tradiciones marciales y disfruto conociendo las técnicas y, sobre todo, quienes están detrás de ellas. Considero un privilegio ser parte de este arte marcial y una responsabilidad el compratir mis vivencias y lo poco que se con otros. No seré un shidōshi aun pero eso no me exime de estudiar diaria y diligentemente, investigar las técnicas en el Dōjō desglosándolas en su más sutil esencia y ver cada detalle de ésta. Esos logros deben ser compartidos, criticados y mejorados por todos, pero no solo en la base marcial, sino también en la parte humana y espiritual. Para mi del Dōjō no es un lugar donde solo se llega a dar clases, se llega a enseñar y aprender sobre y para la vida.
Redacción Satori Dōjō.