Aprendimos muchísimo de como se entrena en Japón y el sentimiento de felicidad que debemos transmitir tanto fuera como dentro del Dōjō. También tuvimos oportunidad de compartir más intimamente con el Shihan en los entrenamientos de cinturones negros.
Quiero también agradecer a un buen amigo: el Shihan Eduardo Hernández que también nos honró con su presencia. Más allá de todo el gran conocimiento que también nos compartió, le quiero agradecer por su amistad. Ahora queda entrenar duro y aplicarnos a nuestro entrenamiento.
Redacción Satori Dōjō.